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El capítulo en cuestión es el siguiente:
2.2.1 |
Eliminación de la humedad de capilaridad mediante ventilación forzada |
Cuando con las arquetas de drenaje no se elimina en su totalidad la humedad en los muros, y el terreno se encuentra húmedo por cualquier causa, como pudiera ser la proximidad de zona terriza o ajardinada por la que penetra agua de lluvia, y todavía continúan los muros con alguna humedad generalizada alcanzando menos altura, como las que se aprecian en las fotografías 20, 21 y 22, se puede proceder a eliminar la humedad colocando una ventilación forzada en la base de los muros para que el líquido se evapore a ese nivel y no suba más alto.
Fotografía 20
Fotografía 21
Fotografía 22
Figura 12 La ventilación de aire forzado en la base de los muros, para producir una circulación de aire que evapore el agua de su base e impida su ascenso sólo puede tener una entrada en cada instalación, se pueden colocar varias redes en caso de ser necesarios. La toma de aire es conveniente situarla en la fachada sur para que el aire que penetre por ella sea más caliente, siendo menos adecuado orientarla al norte. En las regiones donde el frío es muy intenso la mayor parte del año, puede mejorarse la eficacia de este sistema colocando una resistencia eléctrica en las entradas de aire. Los días con intensas nieblas o fríos y húmedos de invierno, es preferible que el extractor no funcione de madrugada ya que penetraría la humedad ambiental y no sería beneficioso. Cuando el muro supera la anchura de 50 cm es conveniente colocar la ventilación forzada en sus dos caras con el fin de conseguir mayor eficacia, ya que el agua de capilaridad penetra en todo el muro. Cuanto más grueso sea mayor cantidad de líquido absorberá, precisando mayor superficie de evaporación (Figura 13).
Figura 13 Cuando el muro es muy grueso y no se pueden colocar conductos por sus dos caras, como sucede en los de medianeras, o por otra causa, se puede proceder a una instalación con doble recorrido para conseguir una mayor eficacia en la evaporación del líquido. Esta se puede situar enterrada o sobre la cota del terreno (Figura 14).
Figura 14 Si un muro se impermeabiliza estando mojado, el agua no podrá salir de él, lo cual ocasiona una mayor humedad en el interior de las habitaciones. También ascenderá la humedad con la posibilidad de afectar al forjado. El sistema de ventilación forzada es sencillo, fácil de ejecutar y económico. Presenta el pequeño inconveniente necesitar un extractor de aire que suele ser de bajo consumo y silencioso, que incluso en determinadas épocas se puede desconectar. Con este sistema no se elimina el deterioro de los morteros, que le ocasiona la circulación del agua desde la cimentación hasta la base del muro, pero se reduce su recorrido y se elimina la humedad. En los terrenos, en particular los arcillosos, el agua que reciben se suele evaporar en su superficie. Si se edifican e impermeabilizan mediante soleras, se reduce su superficie de evaporación, lo cual hace que la humedad de capilaridad suba a un nivel más alto en los muros de las edificaciones próximas, y también en la nueva edificación, salvo que se tomen las precauciones necesarias para evitarla. Las humedades de capilaridad, en muros o pilares procedentes de aguas residuales o terrenos yesíferos, son más perjudiciales ya que en su recorrido por el interior del elemento hasta su evaporación ataca y deteriora los morteros de forma más activa. Los terrenos yesíferos contienen sulfatos, que atacan fuertemente al hormigón, ocasionando incluso la degradación del mismo, es decir, su desmoronamiento donde aparece en su superficie. Cuando se eliminan árboles o setos próximos a la edificación, los cuales absorben agua del terreno que después evaporan por transpiración, se suele producir un aumento de las humedades de capilaridad en los muros. Cuando la instalación es en el interior de la vivienda se puede evitar las molestias de romper solerías, solera y excavación de tierras, colocando un tubo plano en la base del muro de una anchura aproximada de 10 cm (figura 15A). Este sistema también se emplea cuando la zona superior de la cimentación queda muy superficial y el muro no penetra en el terreno. Los tubos para la ventilación forzada colocados de zócalos, cuando llegan donde existen huecos de puertas no hay más recurso que enterrarlos (figura 15B).
Con el paso del tiempo las zonas bajas de los muros donde existe humedad de capilaridad terminan erosionándose, afectando especialmente a los morteros, quedando más afectadas las fachadas orientadas al norte, ya que al recibir menor soleamiento, tienen menos evaporación y quedan más húmedas. Los solares medianeros, los patios terrizos y las zonas ajardinadas próximas a la edificación, facilitan la entrada de agua en el terreno, con una mayor posibilidad de ocasionar humedades en la edificación. La humedad de capilaridad termina pudriendo la madera y corroyendo los metales, siendo la zona más afectada aquella donde se alcanza su nivel de evaporación. La aparición de humedad de capilaridad y la súbita subida en los recibos del agua sin ninguna causa que los justifique, puede ser debido a rotura en las redes de abastecimiento enterrado cuyas pérdidas se vierten en el terreno. Esa fuga constante, por ser a presión, suele alterar más al terreno que cuando se trata de fugas en las redes de saneamiento, que sólo es por gravedad. La humedad ascendente o de capilaridad es usual en edificios antiguos con muros de carga y en los actuales deficientemente ejecutados. |
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Última actualización: 15 Mayo 2004 © 2001 Francisco Javier Muñoz Calle |